Los viajes son inspiracionales, están llenos de experiencias, te ayudan a salir de tu día a día, a pensar diferente, a ver otras posibilidades y caminos a los que estás transitando en tu vida. Uno de los viajes que más me ha impactado en cuanto a innovación ha sido el viaje a Israel.
En realidad hice dos: uno con Endeavor y el grupo de Israel más importante llamado IDB y otro fue con el grupo de Santiago del Estero.
En ambos casos vi que en Israel había un espíritu colaborativo muy importante, genera una admiración de mi parte absoluta donde todo lo tienen sistematizado, inclusive el tema de que tengan que mandar a los chicos al servicio militar obligatorio y a partir de ahí aprendan de sistemas, de tecnología, les dan responsabilidades muy fuertes, asumen riesgos, pero también con la conciencia que están cuidando su país, su pueblo, su ciudad, su familia y sus amigos.
Algo tan potente como eso la verdad que tiene mucho sentido de re pensar y empezar a transformar también desde el estado con políticas que tengan que ver con la innovación y la tecnología.
Esto no es verso, es la posibilidad de que tu estado sea nacional, provincial o municipal pueda llegar a exportar, que faciliten los acuerdos teniendo unos ecosistemas trabajando funcionalmente para el desarrollo de esa innovación, el desarrollo empresario.
Que dependa muchos menos del estado pero que progresivamente sea el lado privado el que esté generando mayor valor
Ha sido todo muy inspiracional, y al ver esos centros de innovaciones pensaba en un parque tecnológico, en cómo han posicionado a Beer-sheva como una de las capitales mundiales de la ciberseguridad en menos de una década.
¿Cómo invitarlos para que cada uno de nuestros estados tengan un diferencial inmenso y sepan a dónde van?
Con una política donde todo lo que hacemos vaya dirigida hacia ese espacio. Imaginaba para Santiago del Estero un parque tecnológico en termas de rio hondo o al lado del nodo tecnológico que es una creación muy importante y que le da un espacio físico para contener a muchas personas que quieren desarrollar, implementar tecnología y quieren aprender.
Ya se está haciendo, creo que es incipiente, ojalá que tenga la posibilidad de seguir creciendo hasta etapa 2, que en el parque industrial de Santiago del Estero donde está el nodo tecnológico esté el parque tecnológico también.
Me imaginaba también la universidad tecnológica puesta ahí o las carreras de tecnología de la universidad católica o la universidad nacional que también estén afincadas en este espacio.
Ojalá que tengamos cada vez más políticas de estado en innovación y tecnología para que podamos juntos hacer crecer Latinoamérica.
Inclusive soñaba con hacer dormis para que la gente del interior o de otras provincias puedan venir y trabajar aquí. Para ir un poquito más lejos, me imaginaba creando una empresa entre gobierno y privado con el foco puesto en algo que Santiago y muchos otros lugares necesitan que es la transformación del gobierno, como a través de la tecnología uno puede hacer todos los trámites, puede tener la identidad digital de una manera segura con leyes y reglas de juego súper claras.
Contagiar el modelo de innovación
En definitiva, que esta solución que se puede proveer también para Santiago del Estero lo pueda expandir y exportar a otras provincias ya como un caso de éxito en donde te asocies con la gente de privados, alumnos y emprendedores que estén con ganas de llevar a delante ese proyecto.
Es innovar, pero también es inspirar al talento y atraerlo. Santiago tiene 800.000 personas aproximadamente y otro número igual viviendo fuera de la provincia quizás porque históricamente hubo pocas oportunidades, que tenemos que empezar a generar para que la gente vuelva.
Hacer un cambio de paradigma en la política económica atacando problemas sociales desde la tecnología, problemas empresariales, de negocios o de economía y los mismos problemas de gobierno, todos desde la tecnología para lograr esa escala que es tan necesaria.
Me imaginaba el parque tecnológico para Santiago del Estero o para cualquier otra provincia que tenga una política clara con espacio de co-working, ya no se necesitan las oficinas tan estructuradas para una compañía, se puede compartir y en ese compartir se brinda conocimiento entre pares que están hablando de temas interesantes importantes para ellos, complementarios donde se generan nuevas sociedades y a la final estímulos para la creación de valor.
En definitiva, a mí no me cuesta soñar, es fácil. Lo que quizás es un poco complejo todavía en Latinoamérica es implementar esos sueños y transformarlos en realidad y necesita de cada uno de nosotros para que se haga, no solo del gobierno.
De hecho, en términos de inversión tecnológica en Israel el 30% de la inversión en investigación es hecha por el gobierno, pero el 70% lo hacen los privados. En Latinoamérica es totalmente al revés, el estado es el principal inversor en investigación y tecnología y lamentablemente el privado todavía es mucho más limitado.
¿Cómo se puede lograr?
Tenemos mucho por hacer, modelos de creación de aceleradoras, incubadoras, co-working, de universidades que resuelvan mejor la necesidad del nuevo estudiante más autodidacta, darle algunas herramientas mucho más pragmáticas y prácticas que las del libro o de sistemas que cuando se empiezan a estudiar ya se han demorado. La velocidad con las cuales se están implementando los cambios son fenomenales, así que nosotros tenemos que ser los que nos adaptamos de la mejor manera y requiere de un consenso de cada uno de nosotros.
Esto lo hablo con mucha seguridad porque lo he visto en Israel, pero también lo veo en un ecosistema de Medellín. Les diría que en Colombia es también donde hay una luz y un norte del apoyo del emprendedorismo, la innovación, la investigación y los emprendimientos tecnológicos para la creación de valor, para la exportación, creación de riqueza y empleo para nuestros países que tanto lo necesitan.
Es mi humilde opinión, ojalá que tengamos cada vez más políticas de estado al respecto y que podamos juntos hacer crecer Latinoamérica.
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