El emprendedorismo está en los genes argentinos. La historia del país es un caso testigo. Arrancar desde cero y avanzar a los sueños ha sido la meta de criollos y de inmigrantes. No tengo dudas de que la Argentina es un país de emprendedores.
Por eso, te comparto un poco sobre la nota que realicé junto a La Nación:
– Por herencia, ¿somos emprendedores?
– Está en nuestra naturaleza. La Argentina tiene los indicadores más elevados en el mundo de emprendedorismo. De hecho, hoy estamos viendo a emprendedores que crean compañías, pero también que participan de organizaciones sin fines de lucro. Tienen mucha participación en empresas sociales y ahora en el Gobierno, que es una faceta nueva, emprender desde la función pública.
– ¿Qué es lo que le inspira a mantenerse en ese rol?
– El emprendedor quiere generar el mayor impacto posible. Y una de sus herramientas fundamentales es demostrar que se puede a través del ejemplo. Visionar algo que no existe, algo grande e importante, que tenga trascendencia en el público y en el mercado. El emprendedor de alto impacto quiere transformar la industria en la que participa, pero sin perder de vista que busca darle mayor valor a la sociedad en general, no sólo al negocio.
– Pero, generalmente, suele decirse que sus herramientas son limitadas…
– Eso es una realidad. Las herramientas son pocas, tanto en equipo como en recursos tecnológicos o financieros. Y es una realidad nuestra. La Argentina está acostumbrada a esas limitaciones. Pero se da la lógica de que hay países donde abundan esos recursos, pero le faltan emprendedores, con hambre de mejorar las cosas y cambiarlas. Es una cuestión de actitud hacia la vida, y esto se sienta en la panza y en el corazón. Es difícil que alguien pueda parar tu idea o tu proyecto si viene imbuido con vocación y con pasión. Esa es una impronta para el emprendedor. Llega al final del día lleno de golpes y, pese a los obstáculos que puedan aparecer, el emprendedor siempre tiene algo nuevo para hacer y para proyectar.
– ¿Cómo es el día de un emprendedor?
– Un emprendedor, ante todo, suele levantarse feliz con muchas cosas para hacer durante el día. Su actitud es aprovechar cada minuto porque suele tener la sensación de que está en desventaja y debe hacer un esfuerzo mayúsculo para generar el resultado buscado.
– ¿Cómo se lo identifica?
– Una característica casi natural es que puede ser visible por sobre el resto de la gente, al destellar una imagen de persona positiva, de buena onda. Trata de convencer a todo el mundo de que su idea, su proyecto o su plan es el adecuado. No sólo piensa, sino que -más que todo- sueña. Lo ven como a un loco y eso no está mal. Y creo que el mercado se ha dado cuenta que un emprendedor está generando una oferta nueva, positiva.
– Suelen marcarse diferencias entre un emprendedor y un empresario…
– Un emprendedor de alto impacto no suele quedarse con la idea de que “vendí mi empresa y no hago más nada”. Por el contrario, está pensando en qué es lo próximo que va a generar y que le puede solucionar la vida a la sociedad. Es su manera de encontrar la paz. Es su actitud frente a la vida, donde la primera persona que se beneficia es él mismo, porque cumple su misión con su visión hacia los objetivos de su vida. Lejos de que el emprendedores paren la moto, cuando llega a una etapa determinada, inmediatamente busca la próxima.
– ¿Cómo siguió tu vida después de crear y de vender Alamaula.com a eBay?
– En mi caso, tuve éxito con Alamaula.com, pero luego me dediqué a mentorear a otros emprendedores, contando mis experiencias personales. Vivo en Buenos Aires (es nativo de Santiago del Estero), pero todos los meses viajo al NOA para hablar con emprendedores de la región. Creo que se está formando un gran ecosistema emprendedor.
Puedes ver la nota completa aquí: https://www.lagacetasalta.com.ar/nota/41967/economia/emprender-se-siente-panza-corazon.html
Abrazo emprendedor!
DiegoNoriega.CO