Tuve una conversación reveladora con Mario Ledesma, ex jugador y entrenador de Los Pumas, sobre algo que me obsesiona: cómo el alto rendimiento en el deporte debería trasladarse al mundo empresarial. La realidad es que hay una brecha enorme entre ambos mundos, y es hora de cerrarla.
En el rugby, como en cualquier deporte de élite, no hay lugar para improvisaciones. Sin un sistema, sin rutina y sin datos concretos, simplemente no se llega. El impacto de la falta de disciplina es inmediato y visible para todos. En las empresas, aunque el impacto sea menos evidente a corto plazo, resulta igual de determinante para el éxito a largo plazo.
La cultura como base del alto rendimiento
Lo que sostiene a los equipos, tanto en el rugby como en las empresas, es una cultura de alto rendimiento. No se trata solo de tener talento individual, sino de cómo ese talento se potencia dentro de un sistema que valora la excelencia colectiva.
En el deporte de élite, estudiar, entrenar y perfeccionarse no es una opción, es un mandato para cualquier miembro del equipo. El individualismo te deja afuera, incluso en deportes que parecen individuales. Los que llegan a la cima tienen siempre un equipo que:
- Sostiene en los momentos difíciles
- Exige cuando hay que dar más
- Acompaña en todo el proceso
En el mundo empresarial necesitamos construir equipos más sólidos donde todos estén alineados con los valores, midiendo cada paso y siendo brutalmente honestos con los resultados. La cultura organizacional no es un concepto abstracto, sino el motor que impulsa el desempeño colectivo.
«El verdadero salto viene cuando nos animamos a colaborar, dejamos los egos de lado y tenemos KPIs claros para medir el performance.»
El desafío de liderar equipos de alto rendimiento
Durante nuestra conversación, Mario compartió algo que resuena fuertemente en el contexto actual: lo desafiante que es liderar a jóvenes talentos. Muchos quieren resultados inmediatos con el menor esfuerzo posible. La dispersión es enorme y, como me dijo Mario, «a veces ni te escuchan».
Es una pena porque si tuvieran más humildad, no tendrían que aprender a los golpes. Este fenómeno no es exclusivo del deporte; lo vemos constantemente en las empresas. La diferencia es que en el deporte, la falta de disciplina tiene consecuencias inmediatas y visibles, mientras que en el ámbito empresarial puede pasar desapercibida por más tiempo, erosionando lentamente el potencial del equipo.
Según un estudio de Bain & Company, «en organizaciones de alto rendimiento, las personas están empoderadas para tomar decisiones, reciben los recursos necesarios para hacer las cosas, y son responsables de entregar resultados». Esta combinación de autonomía y responsabilidad es fundamental para construir equipos que realmente funcionen.
Delta Teams: un sistema operativo para equipos de alto rendimiento
En SquadS Ventures, tenemos objetivos ambiciosos que cumplir, y sabemos que solo podemos alcanzarlos con equipos de alto rendimiento. Por eso hemos desarrollado Delta Teams, un sistema operativo que permite:
- Medir el desempeño con precisión
- Tomar decisiones basadas en datos concretos
- Empoderar a los colaboradores con información y feedback constante
Este sistema facilita el desarrollo de mejores líderes y colaboradores, creando un círculo virtuoso de mejora continua. No es fácil implementarlo porque requiere mucha disciplina, pero los resultados valen completamente el esfuerzo.
El alto rendimiento no se trata solo de trabajar más duro, sino de trabajar más inteligentemente, con propósito y en equipo. Cuando todos están alineados con los valores y objetivos, midiendo cada paso y siendo honestos con los resultados, es cuando realmente se produce la magia.
Sueño con empresas más potentes en Latinoamérica. Empresas donde la colaboración supere al individualismo, donde los datos guíen las decisiones, y donde el feedback constante sea parte del ADN organizacional. Depende de nosotros hacer realidad ese sueño.
¿Estás listo para llevar a tu equipo al siguiente nivel? El camino del alto rendimiento no es fácil, pero es el único que garantiza resultados extraordinarios en el largo plazo. La pregunta no es si puedes permitirte construir una cultura de alto rendimiento, sino si puedes permitirte no hacerlo.
Abrazo emprendedor.















